miércoles, 4 de enero de 2017

Nacionalismos emergentes

En 1943, Zoltan Korda se puso manos a la obra con esta película propagandística, que ensalza las bondades de la camaradería aliada mediante el retrato de un pequeño grupo de soldados que, llegado el momento, se plantan junto a una ruina en el desierto con el fin de detener a un batallón nazi. Las apuestas son de cincuenta a uno, así que, viéndolas venir, no estaría de mal apostar ingentes cantidades monetarias por los vencedores de la contienda. Korda se aplica y logra un buen trabajo, con una fotografía excelente a cargo de Rudolph Maté y un conseguido elenco de secundarios que corean a su improvisado líder, el siempre carismático Humphrey Bogart.

Y ni más ni menos que Korda le atribuye a esta soñada heroica resistencia la victoria de El Alamein. Para descubrir las virtudes de la película, primero hay que quitar la paja:
  • Es paja las cordiales relaciones entre británicos y norteamericanos, que proveen de cigarrillos a este improvisado grupo -en especial al francés que alaba las bondades de los pitillos americanos. Tan cordiales son que el sargento británico no duda ni por un instante ponerse al servicio del sargento americano.
  • Es paja la inclusión del soldado sudanés. Remarca el tema del racismo nazi, y lo erige en su vengador.
  • Es paja el francés comiendo queso y bebiendo vino.
  • Es paja el retrato plano del ejército nazi.
  • Es paja el italiano que defiende a Mussolini y despotrica de Hitler.
Pero si prescindimos de los tópicos, nos queda una historia bien contada. Tanto, que es comprensible el efecto que pudo causar sobre el público al que iba destinado. Fervor por la causa aliada, empatía por los desvividos soldados que, sin agua ni alimento y motivados por una causa humanitaria y de libertad verborreica, nos liberan del todopoderoso eje del mal. ¿No es comprensible también que el discurso nacionalista haya causado tanta mella en una sociedad quejumbrosa? Ayer los vascos y mañana los catalanes son convencidos de las bondades de una política liberadora del yugo estatal -otro nacionalismo de mayor envergadura-. Es una película, la de los políticos con sus fronteras, sus competencias, sus dominios. Y entiendo que haya quien vea en ella una obra importante. Pero para mí, es un guión flojo, es una historia aburrida, está llena de tópicos. Qué poquito me atraen los separatismos y unionismos confederados, qué soeces las conquistas del punto estratégico que, más allá de la batalla, son sólo una colina dispensable, un puerto de marineros...




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